Labeling: Mezcla de Arte, Técnica y Creatividad

Bienvenidos a mi blog, un espacio dedicado a explorar la confluencia entre la creatividad, la estrategia de marca y la maestría técnica en el diseño de packaging, con un enfoque particular en mi trabajo en el sector vinícola. Soy Hugo Zapata, diseñador multidisciplinar cuya trayectoria se fundamenta en una combinación de visión artística, sólida experiencia técnica y una creatividad sin límites. Este es un oficio que requiere dedicación y un proceso a menudo largo y complejo, pero inmensamente gratificante. A lo largo de los años, he tenido el privilegio de colaborar con marcas de renombre internacional, y en este espacio, desgranaré el proceso que da vida a las etiquetas que visten algunas de las joyas enológicas más reconocidas. Como suelo decir, los lineales son un campo de batalla donde hay que utilizar todas tus armas.

1. Inspiración: Génesis del Concepto Visual

El punto de partida de cada proyecto reside en una profunda inmersión en el universo de la marca y el producto. No concibo el diseño como un ejercicio meramente formal, sino como la articulación visual de una narrativa. En el contexto del diseño para el sector del vino, por ejemplo, la inspiración emana de una conexión visceral con la bodega y su legado. Un paseo por sus centenarias instalaciones no es simplemente una visita; es una experiencia sensorial que evoca claroscuros, texturas, aromas y una atmósfera cargada de historia y ‘duende’. Todo lo que rodea la bodega tiene un aura muy especial, magia, un sello único. Las referencias visuales y conceptuales se entrelazan con la narrativa de la marca – su arraigo a la tierra, su simbolismo cultural y su carácter icónico. Factores como la arquitectura de las bodegas, las tradiciones centenarias, e incluso el microclima de la región, se convierten en catalizadores creativos. Esta fase inicial es fundamental para decodificar la identidad profunda del producto y traducirla en un lenguaje visual auténtico, resonante y estratégico que capte la atención y despierte la emoción del consumidor.

2. Inicio del diseño: Proceso creativo

El proceso de creación del diseño es, en esencia, la amalgama de visión artística, experiencia técnica y creatividad. Partiendo de los imputs recopilados en la etapa de inspiración, la conceptualización inicial se materializa a menudo a través de bocetos manuales, complementadas con herramientas de ilustración digital cuando la naturaleza del diseño lo requiere. El tener una sólida base artística me otorga la libertad fundamental para explorar sin miedo, para romper barreras conceptuales y visuales. Este enfoque, que honra el génesis tradicional del diseño y me conecta con mis inicios, es un ejercicio esencial en la articulación de ideas y la exploración de la forma. A pesar de trabajar en la actualidad con un sinfín de aplicaciones, herramientas y soluciones tecnológicas muy complejas, el origen de cualquier creación invariablemente sigue siendo un lápiz y un papel, siempre llevo conmigo cuadernos de dibujo para no olvidar conceptos.

La selección del diseño e incluso selección o creación de la tipografía es un elemento crítico; la calidez, la personalidad y la legibilidad del texto son tan relevantes como la imagen principal. El diseño se desarrolla como una construcción visual clara donde cada elemento – desde la ilustración y la iconografía hasta la disposición espacial y la paleta cromática – se orquesta estratégicamente para comunicar los valores inherentes de la marca y el producto. Es un periodo de decantación, donde las propuestas evolucionan a través de la observación crítica, el análisis funcional y el ajuste meticuloso, buscando la armonía perfecta entre la estética, la narrativa y los requisitos del packaging. Es un proceso que, aunque metódico, a menudo encuentra resoluciones inesperadas; no es raro que esas ilustraciones o soluciones visuales que se resisten terminen de definirse en momentos de aparente descanso, incluso en sueños.

3. Desarrollo y Producción: Técnica e Innovación

La transición del diseño conceptual a la etiqueta física es un proceso complejo que exige una meticulosa planificación y una colaboración estrecha con proveedores especializados en artes gráficas. Mi experiencia personal en producción gráfica es un pilar fundamental aquí, ya que me permite trabajar codo con codo con los impresores, entendiendo sus procesos y explorando juntos los límites de la técnica. Iniciamos con la definición precisa del troquel, adaptado a las características volumétricas y formales de cada envase para garantizar un ajuste perfecto y una presencia óptima en el lineal.

Posteriormente, se despliega un minucioso proceso de pruebas de materiales, tintas y acabados de impresión. Exploramos diversas opciones de papeles especiales, texturas, stampings metálicos (aplicación de láminas metálicas en caliente o frío para efectos brillantes), golpes en seco (que crean relieves o bajorrelieves sin tinta para añadir dimensión táctil) y barnices selectivos (para resaltar áreas específicas con brillo o mate). Cada elección técnica está alineada con la estrategia de diseño para potenciar la percepción de calidad y exclusividad del producto. A menudo, esta sinergia y la comprensión mutua con los impresores nos impulsa a probar soluciones técnicas pioneras, experimentando con nuevos materiales, tintas o acabados que resultan en efectos sorprendentes y diferenciadores. Utilizamos técnicas que nos permite alcanzar una alta fidelidad de color y detalle, especialmente crucial en reproducciones complejas. La tecnología juega un papel crucial en esta etapa; la creación de renders 3D de alta fidelidad, a menudo con el apoyo de inteligencia artificial, nos permite previsualizar el impacto del diseño en el contexto tridimensional y afinar detalles de producción con una precisión sin precedentes antes de la tirada final. En esta fase hay que combinar la parte más artística y creativa con la industrial, porque además de ser bonito, el packaging tiene que ser funcional y cumplir con todas las normativas de etiquetado que, además, son diferentes para cada país. Hay que tener en cuenta múltiples detalles y no puede fallar nada: etiqueta, contraetiqueta, cápsula…

Además de la integración de técnicas tradicionales y contemporáneas, hemos incorporado una innovación pionera en el campo del diseño con Cromotika®: la autenticación de la obra mediante la inclusión de mi propio ADN en las tintas de impresión. Esta técnica, resultado de la colaboración con expertos, no solo subraya la autoría y originalidad del diseño de una manera única, sino que también actúa como una medida de seguridad avanzada contra la falsificación, añadiendo un valor intrínseco y una capa de exclusividad a cada pieza. Ésto sólo lo aplicamos a unas cincuenta etiquetas que pasan a ser de mi colección personal.

La culminación de este proceso es la materialización de la etiqueta – una pieza que no solo identifica el producto y cumple con las normativas, sino que también enriquece la experiencia del consumidor, comunica la historia y el valor de la marca, y perdura en el tiempo como un componente esencial del legado del producto. Es un tremendo orgullo crear productos que se convierten en iconos, en proyectos de colección que van a pasar siglos en manos de personas que lo aprecian. Estamos creando etiquetas como se hacían hace 300 años, con sus golpes en piezas de bronce de una pieza. Una obra de arte para una gran joya enológica. El producto lo merece.

 

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The Future of Labeling: A Blend of Art, Technique, Creativity

I share reflections on my approach to packaging and label design, a craft I consider the confluence of artistic vision, solid technical experience, and boundless creativity.

In my blog, I break down this fascinating process:

Inspiration: The conceptual genesis is born from a deep immersion in the universe of the brand and product. It’s not just aesthetics; it’s capturing the narrative, history, and ‘duende’ in a strategic visual language.

Creation: This process is the amalgamation of art, technique, and creativity. From manual sketches (my faithful notebooks always with me) and digital illustration, to an effective typographic selection. A solid artistic base gives me the fundamental freedom to explore without fear, to break conceptual and visual barriers. It’s a methodical path, but sometimes, the most elusive solutions appear in unexpected moments, even in dreams!

Development and Production: The transition to the physical label demands precision and a close collaboration with printers and paper suppliers. My personal experience in graphic production is a fundamental pillar here, as it allows me to work hand in hand with printers, understanding their processes and together exploring the limits of technique. We start with the precise definition of the die-cut, adapted to the volumetric and formal characteristics of each container to guarantee a perfect fit and optimal presence on the shelf.

Subsequently, a meticulous process of testing materials, inks, and printing finishes unfolds. We explore various options of special papers, textures, metallic stampings (application of metallic foils, hot or cold, for brilliant effects), blind embossing (which creates raised or recessed reliefs without ink to add tactile dimension), and selective varnishes (to highlight specific areas with gloss or matte). Each technical choice is aligned with the design strategy to enhance the perception of quality and exclusivity of the product. Often, this synergy and mutual understanding with the printers drives us to test pioneering technical solutions, experimenting with new materials, inks, or finishes that result in surprising and differentiating effects. We use techniques that allow us to achieve high fidelity in color and detail, especially crucial in complex reproductions. Technology plays a crucial role in this stage; the creation of high-fidelity 3D renders, often with the support of artificial intelligence, allows us to preview the impact of the design in the three-dimensional context and fine-tune production details with unprecedented precision before the final print run. In this phase, the most artistic and creative part must be combined with the industrial part, because besides being beautiful, the packaging must be functional and comply with all labeling regulations, which also differ for each country. Multiple details must be considered, and nothing can fail: label, back label, capsule…

We also incorporate innovation in the field of design with Cromotika®: the authentication of the work through the inclusion of my own DNA in the printing inks. This technique, the result of collaboration with experts, not only underscores the authorship and originality of the design in a unique way but also acts as an advanced security measure against counterfeiting, adding a unique intrinsic value and a layer of exclusivity to each piece. We only apply this to about fifty labels that become part of my personal collection.

The culmination of this process is the materialization of the label – a piece that not only identifies the product and complies with regulations but also enriches the consumer’s experience, communicates the brand’s history and value, and endures over time as an essential component of the product’s legacy. Creating iconic products is a source of tremendous pride. We are creating labels as they were made 300 years ago, with their impressions from one-piece bronze plates. A work of art for a great enological jewel. The product deserves it.

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